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viernes, 20 de agosto de 2010

Los sueños de Gabriel





Los sueños de Gabriel
- ¡Gabriel por amor de Dios…despierta! – estás gritando nuevamente.

La tranquilizadora voz de Edurne le ubica en un nuevo día.
La pesadilla se repite con absoluta precisión desde hace dos semanas. El delgado cuerpo de Gabriel se convulsiona, primero imperceptiblemente y luego con una furia atroz, difícil de contener.

El pequeño llora aterrorizado, es como si su cuerpo no le perteneciera. El neurólogo y luego el psiquiatra no han detectado nada anormal en sus funciones cerebrales. Sin padecimiento orgánico diagnosticado, continúan los estudios.

- ¡Jamás regresó! – grita Gabriel - es como si se lo hubiera tragado la tierra, y cuando le prendo velas a su retrato, se van apagando – suspira.
- ¿De quién hablas hijo? - Edurne llama con urgencia al psiquiatra, éste día a su pequeño le ha sido imposible ubicarse en la realidad.

Durante la última sesión de hipnosis con Gabriel, el doctor anotó una frase enigmática de difícil interpretación:
“Los emisarios llegan siempre con el viento”

Gabriel en días previos, estuvo paseándose por las cercanías de un edificio abandonado. La zona estaba siendo resguardada por las autoridades, y señalizada con cintas amarillas fosforescentes que decían:
¡PELIGRO!
Era imposible acercarse por ahí.
“El fuego sella las alianzas” – se leía en el enorme graffiti de la entrada principal.

Edurne localiza por fin al psiquiatra.  El doctor le pide llevar a Gabriel para hospitalizarlo, así tendrá el tiempo necesario para evaluar su padecimiento, y dar un diagnóstico definitivo.

Mientras hace la maleta de su pequeño, Edurne observa la fecha en el calendario:
- ¿Gabriel ya viste? Hoy es 31 de octubre, es Halloween el día de dulces o broma – sonríe.
- ¡Cuando el viento sople muy fuerte mami, vendrán ellos! – suspira Gabriel.
- ¡No digas tonterías! Estarás unos días para tus estudios en el hospital, y yo me quedaré contigo siempre.

La baja temperatura de la noche, traspasa inclemente los grandes ventanales del Hospital.  Gabriel, en el pabellón de psiquiatría sujeto a su cama con correas en los brazos, manos y piernas comienza a agitarse imperceptiblemente.
Edurne toca el timbre de la Enfermería, antes de que sobrevenga la crisis.
Son las doce de la noche.

El repentino "Tornado de Halloween” (como lo titulan los periódicos del día siguiente), ocasionó un corto circuito inexplicable en el Hospital Central.
El incendio se inició en el pabellón de psiquiatría – revelan los peritajes.  No hay sobrevivientes.
Narran los testigos, que un inexplicable viento corría ululante en las humeantes ruinas del Hospital...

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